“Metro, además de ser un lugar de tránsito urbano, posibilita hechos culturales. En  él confluyen las personas más diversas encontrándose con la esencia de la ciudad y, en esa esencia de ciudad, con la expresión del arte en la mayoría de las estaciones”, Así definió Raúl Zurita, poeta y Premio Nacional de Literatura, el rol de Metro en  Santiago, durante la 5ª versión de Libros en la Ciudad.

La sala Pablo Neruda se vistió de diversidad con la llegada de los seguidores del escritor, entre jóvenes estudiantes, nuevos poetas y el público que ya es fiel a estos encuentros, sumaron más de 180 personas. Atentos todos a las lúcidas declaraciones del poeta, vieron como el tiempo se detenía para entrar en la dimensión de lo que motiva al ser humano, y de lo poético que puede llegar a ser la búsqueda del sentido de la vida.

“Una vida sin amor no es vida”, declaró Zurita convenciendo al público que sólo el hecho de la muerte inminente hace urgente el encuentro con otro ser humano, es lo que nos hace trascender, “si fuésemos inmortales, el amor ya no tendría cabida”.

Y con este punto de vista no respaldaba el clásico concepto de amor en la sociedad, no se refería a casarse, tener hijos y envejecer, sino, a la posibilidad del encuentro entre dos personas, que puede ser para siempre, o puede ser fugaz. En este sentido, Metro es un espacio urbano que posibilita el amor, ya que en él confluyen personas de todos los lugares, “es territorio de encuentros”, según sus propias palabras.

Zurita definió: “El Metro es el espacio público por definición, donde uno va a encontrarse con los otros, donde se cruzan las miradas, en los andenes, esta dinámica es bella, poética, alucinante”.

Sobre su experiencia con otros metros del mundo dijo no haber conocido ninguno como el de Chile, “excepto el metro de Estocolmo, creo no haber visto ningún otro que tenga esta capacidad de integración entre la cultura y la ciudad”, relató Zurita. Un ejemplo de ello es la existencia de los Bibliometros “son excelentes porque los libros están a la mano de todos, y en un lugar donde todos transitan”, dijo el poeta, coincidiendo así con muchos otros escritores chilenos que prefieren estar en el corazón de los ciudadanos más que en las estanterías de las librerías.

En la tertulia se habló de todo, de sus reconocimientos, de la crítica, de sus acciones de arte y de los proyectos futuros. Lo que viene para Zurita es finalizar una de sus sueños más ambiciosos, poder al fin concretar “La quimera”, una acción arte de intervención gigante. Se trata de instalar, sin desmedro del medio ambiente, 11 cuadros en los acantilados de la costa del norte, en los farellones, en ellos irían inscritos versos que hablaran del sentimiento de la vida, desde su comienzo, hasta el ocaso, desde lo bello a lo trágico. Por que al final de todo, para Zurita, “la vida está llena de tragedias, y es la inmensa angustia del algunos lo que posibilita que exista la poesía”. Ésa será, de seguro, una de las obras finales del poeta.